22.3.11

Morcheeba @ Luna Park, 2011.Mar.21

photo: Agustín Dusserre @ RollingStone


21.00, estoy llegando a las inmediaciones del Luna Park justo a la hora acordada, cuando me llega un SMS diciendo "Retrasada estoy": al igual que había ocurrido semanas atrás en ocasión del recital de Kate Nash, la rubia me iba a clavar una media hora esperándola. Decí que justo ahí en la puerta me crucé con José, pibe al que había conocido en cierto evento literario allá por 2008, y la charla con él amenizó la cosa. Eventualmente Clara llegó, acompañada por Flor, y enfilamos para adentro del estadio. Encontramos nuestros asientos y, cinco o diez minutos más tarde, la banda subía al escenario.

Arrancaron con una hipnótica The Sea, tras la cual Skye se dedicó a saludar al aburrido público porteño e instarlo a que se pusiera de pie. Y entonces se paró toda la platea, pero no se les movió un solo pelo cuando empezó a sonar Friction; si hace unos meses me había quejado vía Twitter de lo poco que estaba bailando la gente con Thievery Corporation, anoche no hice lo mismo por el simple motivo de que no me entraba en la cabeza cómo era que no había uno solo que se estuviera moviendo. Amargura en estado puro. Recién cuando llegó el hitazo (Part of the Process), promediando el setlist, la audiencia pareció encenderse. No por mucho: cuando, minutos más tarde, Skye pretendió que su público cantara junto a ella en Beat of the Drum, ya estaban todos de vuelta en sus asientos.

De cualquier manera, debo decir que gran parte de la responsabilidad de esto corresponde a la productora. Evidentemente, acá no tienen la más puta idea de dónde hacer cada espectáculo. Así como Niceto o La Trastienda habrían estado mucho mejor que el Coliseo para el show de Kate Nash, lo mismo ocurre con Morcheeba: ni por asomo se trata de una banda para que la gente esté sentada; y mucho menos para tener que bancarse el sonido de mierda del Luna Park. Creo que no tardé ni diez minutos en recordar por qué no pasaba por ahí desde 2005, cuando salí puteando tras el recital de Placebo.

Hechos los descargos, entonces, prosigo: contra todas las adversidades, la banda se las arregló para ser una maravilla. Tanto, que llegué a twittear que "Ni siquiera el sonido de mierda del Luna Park puede evitar que Morcheeba (y sobre todo Skye) sea sensualidad en estado puro". Y es que, cuando trato de pensar en música+sensualidad, se me vienen a la mente algunos temas de Thievery Corporation o St. Germain, Joss Stone, BB King, Zero 7 o Soda Stereo, etcétera, y la discografía entera de Morcheeba. Y, claro, Skye es un factor determinante: no sólo por esa voz magnífica que tiene o su técnica vocal, sino también (y anoche quedó bien clarito) porque cuando se sube a un escenario deja en plena evidencia el carácter y la actitud que la sostienen. Desde su acercarse a la cámara para un close-up a los zapatos con los que estaba a punto de saltar por todo el set, hasta los mini-breaks en medio del show para firmar (y hacer firmar) autógrafos o el referirse al público masculino como "chongos" y ni siquiera trastabillar ante la carcajada general.

Finalmente, y como no podría haber sido de otra manera, el espectáculo encontró un cierre bien arriba con los dos éxitos más moviditos de los británicos: Be Yourself (con un sorprendente corte en el medio para escuchar a la vocalista entonar unas líneas harto familiares, algo así como "Hey, Mr. DJ, put the record on...") y un medley que empezó con un cover (del cover) de Jimmy Clifff (de Johnny Nash), I Can See Clearly Now, y terminó con Rome Wasn't Built in a Day; ahí sí, por fin, gran parte del público logró despegarse de las butacas y ponerse a bailar. En otras palabras: el cierre perfecto, un final feliz.


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