9.3.11

La muerte de la privacidad en la era 2.0

Este post fue escrito el jueves de la semana pasada, pero por algún motivo, en vez de publicarlo, lo guardé como draft. Después de atravesar algunos días de tragedias y enfermedades, todavía volando de fiebre, lo releo y me da la sensación de que se merece su lugar en la www. Aquí va, entonces, con algún mínimo retoque:


Este mediodía, mientras caminaba por el centro porteño y terminaba de diagramar mentalmente lo que iba a ser el próximo post de este blog, no tuve mejor idea que agarrar el celular y darme una vuelta por Twitter, donde me encontré con el gran @capitanintriga marcando tendencia con una #CharlaDeBar. Debo decir que me sacó una sonrisa. Lo mismo ocurrió un rato más tarde, cuando publicó el siguiente tweet:
Los que disfrutaron , no se pueden perder cuando hice lo mismo, pero grabando en video: 
 Y, de repente, sentí que no podía sino postergar lo que tenía planeado postear sobre la UK TV 2011 para en su lugar dedicar mi reflexión y escritura a esta ¿horrible? sensación de exposición y vulnerabilidad que se me hizo palpable recién a partir de la genialidad del glorioso Capitán. Y aclaro desde un principio: ahí dice "genialidad" porque sinceramente me ha maravillado, deslumbrado, descostillado de la risa; no veo en el individuo puntual un problema sino una virtud, la capacidad de saber explotar los medios y las tendencias, el saber posicionarse en el mundo: nunca son los actos de una sola persona los causantes de nada (y acá podría hablar de Hitler o Perón, etcétera, pero no es ese tipo de política lo que me interesa tratar en este momento). El problema, evidentemente, pasa por otro lado.

Como buen snob y puanner podría (y acaso debería) empezar a plagar esto de quotes de los Grandes Pensadores, pero la verdad es que mucho no me interesa hacerlo. Y es que, por un lado, no quiero faltar al medio y entonces conviene que esto salga así, casual, con la inmediatez de lo improvisado, con la informalidad de aquello que es escrito al pasar, para ser posteado, leído, luego olvidado; pero por otro, y principalmente, la falta que no quiero cometer es para con las palabras ésas que hay un párrafo más arriba: la sensación de exposición y vulnerabilidad. ¿El título del post invita a lo otro? Posiblemente. Poco me importa. Eventualmente, escribiré (o no) algo al respecto que se ajuste a los parámetros de la academia.

Sensaciones, entonces: fines de los '90 y Jim Carrey encarnaba al pobrecito Truman, posta que pobrecito, uno se compadece ¿vio?, porque es terrible lo que le hacen, y no mucho después llega la sorpresa macabra ante esa gente que quiere ser Truman y aparece en una infinidad de realities que proliferan por doquier, o los que se exponen al mundo mediante Fotolog, YouTube o YouPorn, etcétera... y, de repente, el horror: los que, sin quererlo, son Truman, las víctimas de un voyeurismo viralizado y entonces gozado por cientos, miles, acaso millones de internautas. Y, en realidad, ni siquiera hace falta recurrir a ejemplos tan extremos: puedo borrar los tags, puedo borrar mis cuentas en todas las redes sociales, pero todas las fotos, videos, tweets, notas, en fin, todas las publicaciones que contengan mi nombre o mi imagen, van a seguir estando ahí.

Acá no hay Thought Police, no hay un Big Brother de cuyo ojo esconderse; a diferencia de la distopía orwelliana de 1984, acá de lo que nos tenemos cuidar es de los ojos de todos y cada uno de nuestros congéneres, ésos que alimentan día a día nuestra perversa necesidad de observar la vida de los otros desde las sombras, a través de una pantalla y en el más profundo de los anonimatos. Y me preocupa. Es como si la única forma de tener algo de privacidad fuese irse al Ártico y, como Superman, hacerse una Fortress of Solitude.




PS: por lo demás, también está ese otro caso, tan controversial, llamado WikiLeaks: ese sitio donde se hacen públicos contenidos que deben mantenerse privados. Es decir, estamos hablando de todas cosas que veíamos en las películas con sellos y etiquetas de "Confidential", "Top Secret", etcétera, y que cada vez que caían en manos de un civil (o un enemigo) se desataba la tragedia; obviamente, no pretendo plantear un escenario de catástrofe hollywoodense, pero a juzgar por las repercusiones que ha habido en el ámbito político y en materia de relaciones internacionales, al menos da lugar para la reflexión. Ni que hablar si a estos manes, como al amigo Ventura y cía, se les ocurre agarrar el Photoshop para inventar la evidencia de una supuesta información.

2 comentarios:

  1. Es un tema complicado el de la 'huella informática' la verdad. Independientemente del problema angustiante y metafísico del que hablás vos, hace falta mucha concientización para que la gente se fije qué sube a internet....

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  2. El día que la gente tome conciencia y realmente piense las cosas dos veces y seriamente antes de subir algo a internet, gran parte del problema "angustiante y metafísico" va a estar resuelto. Es decir, no voy a tener la necesidad de andar escondiéndome abajo de las baldosas (?), sino que voy a poder salir a la calle y hacer mi vida y va a estar todo bien.

    El problema que pinta más irresoluble (en realidad no necesariamente más, pero tampoco se me ocurre una solución utópica) es el otro, el de la información falsa y/o la que desata guerras.

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